El mundo moderno está lleno de hombres que sostienen dogmas con tanta firmeza, que ni siquiera se dan cuenta de que son dogmas. (G.K.CH)

Aumento Salarial y el Estado

Meditando, mientras veía el descontrol de la marcha del ATE en Vendimia, lo difícil que es conciliar necesidades contrapuestas, quise ordenar mis pensamientos sobre la Provincia y la economía.
Sobre los (des) acuerdos salariales se ha escrito mucho, y siempre sobre una visión distorsionada y poco real de la situación.
Parece que el Estado debe emplear gente, y si no lo hace es un demonio capitalista. No importa que en este costo, se resigne los servicios. Más gente empleada en lugar de más recursos para que los hospitales y escuela al menos se encuentren decentemente equipados.
Hay dos aspectos que tratar, el primero es económico y el segundo es el social, siendo tan importante el segundo como el primero.
Los sindicatos estatales tienden a posicionarse en un esquema (anti) económico, es decir, su pelea salarial no la ajustan a la realidad de la economía del Estado. Los sindicatos asumen, obvio que algunos, que existe una caja gigante de dinero aguardado en la tesorería de la Provincia.
Esta suposición es naif como la de que Papá Noel existe o que CFK se hizo millonaria siendo abogada exitosa. Uno es libre de creerlo, aunque no resista el menor análisis crítico.
El reclamo es puramente desiderativo, y no se basa en ningún dato real de la economía del Estado Provincial. Todo lo contrario, es una caprichosa visión de la realidad.
Pedir el 30 o el 200% de aumento es igual, toda vez que ningún número se basa en la realidad del Estado.
Ahora bien, hay un aspecto social que no puede desconocerse y es que hay una pérdida del valor real del salario.
En esta disyuntiva se declaran las partes en guerra.
Tomar una posición liberal como la que fija Hayek es ridícula, ya que los gremios con sus aumentos no son disparadores de inflacion, como tampoco la regulación de la economía siempre lleva a la esclavitud.
Pero si es cierto que un aumento no considerado (en la realidad de su economía) de salario afecta la economía global de una provincia. Y eso es simple de explicar con sólo ver el último año de la gestión pasada.
En el acuerdo del 2015, se estableció un aumento del 35% de los salarios de los Estatales mendocinos. Es decir, un tercio del salario.
Ocurrió que al no considerarse el ingreso real del estado, el propio gobierno debe aumentar impuestos y solicitar endeudamiento para pagar. Este costo, no sólo lo absorbe la ciudadania, sino los propios agentes públicos que deben demandar nuevos aumentos, y así hacia el infinito, en una espiral ascendente sin retorno. Si a esto le sumamos un incremento exagerado de la planta, no sólo en cápitas, sino en asignarles clases altas y costosas a funcionarios de la gestion, el descalabro es aún peor.
Hasta ahí la situación actual, los gremios solicitan un porcentaje de aumento que excede la capacidad de las arcas públicas y un gobierno que no está dispuesto a seguir hipotecando la Provincia.
La tesis sindical del perpetuo aumento mostró ser insostenible en el tiempo, con lo cual es imposible seguir esa vía. Desoír las necesidades de los agentes públicos también sería catastrófico.
Ahora bien, la única via de negociacion es la de continuar tendiendo puentes de comunicación. Es necesario fijar un pacto social, entre la Administración y los representantes de los trabajadores, no tanto en perjuicio del trabajador, sino con el fin de fortalecer la economía del Estado para que pueda cumplir con sus funciones.
Esto es así, porque de seguir en este ritmo, sobrarán trabajadores y faltará servicio.
Acordar un esfuerzo compartido, en donde el Gobierno viene reduciendo drásticamente los gastos del estado, no sólo de personal, permite fortalecer al Estado para que siga funcionando.
El Estado no produce, no puede soportar el aumento de salarios produciendo más. La burocracia no tiene un correlato productivo como en la economía privada.
El Estado no puede ser capitalista. No participa de ninguna de las características de la Empresa Privada. El Estado sólo administra recursos limitados.
Una empresa que afronta aumento del costo de la mano de obra, traslada el precio al producto para mantener la ganancia, el Estado no tiene producto, simplemente aumenta el sueldo y luego tiene que endeudarse y aumentar impuestos. Pierde la sociedad.
Hay que recordar que la quiebra de un Estado la paga la sociedad, es decir todos los mendocinos. Venimos de varios años de desmanejo económico y desgraciadamente para algunos que vivieron del sistema prebendario hoy quedan sin esta fuente. Entiendo su molestia.
Pero, si se quiere sostener hospitales gratuitos, asistencia social a los sectores vulnerables, resulta inestimable un sinceramiento de los gastos del Estado.
El Gobierno no es una bolsa de trabajo, ni tiene la obligación de absorber trabajadores, tiene la obligación de brindar asistencia a los sectores vulnerables y permitir que el resto, que se mantienen por si mismos, puedan crecer y desarrollarse. Cualquier otro análisis sólo vuelve a ser un dispendio de recursos, que en el lugar de proteger a los más débiles termina siendo la forma la cual se sostiene una estructura sindical o partidaria.
Habrá que sincerar años de una cultura parasitaria en donde se invirtió el orden de la lógica y propulsar una política de control del gasto, orientando la capacidad del Estado hacia los sectores vulnerables.


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