El mundo moderno está lleno de hombres que sostienen dogmas con tanta firmeza, que ni siquiera se dan cuenta de que son dogmas. (G.K.CH)

LA MUERTE

Cuando muere una persona, uno tiende a preguntarse, o al menos yocuáles son sus últimos pensamientos. Si bien es cierto que no podemos saber cuales son los pensamientos de alguien mientras vive[1], me imagino que se produce una rápida evaluación, un rayo de lucidez sobre qué hicimos en el mundo. Otros se preguntarán que sigue, otros en los que quedan.
Hoy vi pasar a la hija de un colega, del primer estudio en el que trabajé. Eso me llevó al 2003, cuando se enfermó y falleció. Lo trasladaron a Buenos Aires, porque decían que allá lo iban a poder operar, pero cuando llegó no se pudo hacer nada. Me lo imaginé, solo, lejos de su casa, sus hijos y sus amigos. Estaba la esposa, pero no tenía a sus cercanos.
La última semana, antes de viajar y quedar postrado sin poder hablar, se dedicó a una demanda, una que se presentó cuando él viajó a Baires.
Siempre me pregunté, qué pensó? Se recriminó trabajar esa semana, pensó en el bienestar de sus hijos?.
La verdad, es que hoy me acordé del colega, y pensé cuán vanos son nuestros planes, y cuanto nos amargamos por estupideces, cuantos sacrificios hacemos en pos del trabajo, de los compromisos, y cuanto dejamos de lado las cosas importantes.
Esta semana vi a un nene de menos de 12 años drogándose con pegamento, no hice nada, le caían los mocos de la cara, y estaba totalmente ido, seguí de largo, no hice nada, seguro que de eso me voy a acordar cuando me muera, de las veces que dejé al prójimo sin ayuda, porque tuve miedo y no hice nada.


[1] “Pensar es algo supremamente nuestro; se haya oculto en  la más íntima privacidad de nuestro ser”(Diez (posibles) razones para la tristeza del pensamiento, George Steiner. Ed. Centzontle-Siruela, año 2007, pág. 34)

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