Hoy me di cuenta del sentido de la frase de Calamaro en su tema de los Divinos. O al menos le encontré un sentido personal (que es lo más seguro), ya que la lírica cannabiesca no necesariamente reviste de verdad absoluta.
Ocurre que a veces le damos más valor a una idea ajena que a lo que nosotros nos formamos de ella misma.
Pero el caso es, sin rodeos, el tiempo, precioso, que perdemos en elucubrar el futuro, o zaherirnos de los errores pasados, dejando morir el presente.
Verdad simple y machacada, la de vivir el momento presente, el carpe diem, etc, que debemos recordar a cada paso.
El justo equilibrio se hace difícil, sobre todo cuando también la sociedad nos impone vivir un presente chato y consumista, y pensamos en viajar hacia algún recóndito lugar en el tiempo.
Yo conocí a una rata fabuladora, que vivía de su pasado glorioso, de su alcurnia, y envenenaba el alrededor con sus historias ponzoñosas. Vivía anquilosada en el pasado, e imaginaba un futuro irreal para sus cercanos. Pero su espíritu se apaga, se muere día a día. Imposibilitada de vivir el presente, la rata vieja en cuestión, no vive el presente. Porque el presente no le gusta, ya que es tarde y difícil para enfrentar la realidad.
Hoy me acordé del sujeto y sentí pánico de volverme así. Por eso salí a vivir el día, y a caminar bajo el reparo de los árboles. Ellos sí saben vivir el día.
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