El mundo moderno está lleno de hombres que sostienen dogmas con tanta firmeza, que ni siquiera se dan cuenta de que son dogmas. (G.K.CH)
Páginas
Castigo...
La pregunta es simple; por qué? Qué pena está pagando, por qué le hacen pagar con dolor, para qué atizarle con desprecio y abandono. Cuál es la razón de ajusticiarle inopinadamente en la plaza? Se entiende que si es no, no hay necesidad de castigar. Año tras año, golpe tras golpe, sin necesidad, sin compasión, y sin pena. En el torbellino, sin timón, cegado por el desconcierto, le embisten sin justificación, y sin compasión. Por qué? Qué hizo mal? Qué pecado esta redimiendo? Ya no decide, no tiene derecho a voto, no tiene opciones. Despreciado en su hora feliz, desairado cuando quería ser amado. No tiene cabida, ni puede ser él mismo. Abandonado con desdén, simulando confusión, con la única escusa de poder, impunemente, atravesar con sus manos, lo más profundo y secreto de su alma, en la cuál entró, con su consentimiento, como nunca nadie lo había hecho, sin saber porqué es castigado. Y así, con la alabarda del vilipendio, clavada en lo profundo de su ser, odia. Se retuerce en su amargura, y la tirria que le provoca el daño maligno e infundado. Dos veces odia. Porque no había motivos para tanta animadversión, y porque no había razón para causar deliberadamente tanto dolor.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario