El mundo moderno está lleno de hombres que sostienen dogmas con tanta firmeza, que ni siquiera se dan cuenta de que son dogmas. (G.K.CH)

Sin ton ni son

El inconveniente a estar abierto a una relación, es justamente entender que es una relación. Si bien es cierto que algunos fantasmas no han captado el concepto del amor, ajusticiar el presente por los motivos del pasado es injusto para uno, y mucho más para el resto de las personas que entran en contacto con uno. Uno es uno, y uno más uno son dos, siempre.
Justamente, y en este punto hago hincapié, el amor, el compartir con otro, el divertirse con otro son cuestiones separadas y vividas como experiencias totalmente distintas. Si alguno prefiere, se ha mutilado el amor. Ni que decir de lo que queda una vez producida la vivisección.
Qué es el amor, ardua pregunta, sobre todo cuando desde nuestro interior braman mil conceptos, contrapuestos y sin sentido. La sinceridad rara vez me llama, pero debo reconocer que no tengo ni la menor idea.
El amor es eso, el sinsentido, la digresión incoherente del que pretende vino, cuando en realidad es feliz con cerveza, o del que se abriga cuando hace calor.
El amor es caminar bajo la lluvia, cuando uno pretende estar seco, salir de viaje por el mundo sólo para pensar en una persona. Se me hace que el amor, independientemente de sucesos ajenos es correr tras lo imposible, cuando abrazamos la belleza, tanto como a la pereza, o a Teresa, cualquiera vale.
Amor, es eso que sólo saben los que han apostado todo y han perdido, en un casino de París por ejemplo.
En definitiva, nos ponemos eternos, y esa es la sensación del amor, fatales hasta la muerte, pero con la convicción de que ese amor es hasta el infinito. Es verdad que me odio a mi mismo enamorado.
Somos de relamernos las heridas, como los perros, o reiterativos cuál CD viejo y rallado, como computadora sin Spyware, como bola sin manija, o argentino en un metro extranjero, ello sin salir del eterno y condescendiente deseo de reivindicarnos.
A veces pienso, en la lejanía, si no es una situación cómoda. Es decir, lamentarse, es mantener una agonía cómoda, ya que uno no se ve obligado a volver, a retomar la vida.
En cierto sentido, también es algo así como una herejía ya que siempre hay sol, siempre debe existir sol, el que está, el que nos inventamos, el que nos regalan, y en última instancia el que debemos descubrir.
Somos seres finitos, y por ende no hay fracaso, miedo, aburrimiento, ni dolor que pueda pasar la barrera de la muerte que algún día, en el mejor de los casos, dentro de mucho tiempo, será inevitable.
Entonces, ante este tipo de trivialidades como un fracaso, o el rechazo, son nimiedades, apenas unos desvíos de camino que como tales deben ser retomados, o recalculados. Suena a campanada seca, a golpe de palabras sin sentido, pero aunque no tenga ni son ni ton, no puedo  ser menos tontón.
La vida pasa, y quién la intenta retener pierde el tiempo, ya que se escurre, como la arena, y no hay método ni forma de evitarlo.
Hoy a pesar de todo, en el encuentro con uno mismo, apartado del bullicio de todos, se puede ver la pérdida de tiempo en la que nos empeñamos.
Hay sol, si, aún en esta París nublada y amarilla, lejana y torpe, en donde no hay nada para nadie, donde los cuadros mueren colgados en las paredes, la gente palidece en la mediocridad snob, y grita en el frenesí de su propia cordura.
Hay sol, y no se puede percibir en su lugar natal, en su casa, en su querido terruño, en donde día a día se esfuerza por morirse, por dejarse y olvidarse.
Quién puede ser más feliz que uno, si puede apreciar el color de las cosas, el sonido de la vida, y siempre ha podido ser, sin necesidad de los demás, y de lo que otros imponían como el camino, rebelde, el que siempre dijo no cuando era si, y si cuando era no. Por Dios! Si ha sido el Baco de su vida, el que reía sólo, o acompañado. Vivía.
Si, es así, sin amonestación, sin hesitación, es y será así, quién ha querido beber la fuente de la vida en cada esquina, en cada canción, subiendo montañas y gritando siempre.
Es así, que repuesto del pasado, es que, si el viento sopla de levante, o es zonda, cada uno será quién se erija en comandante de su presente, y si las condiciones de lo incipiente lo acompañan, podrá, en el mejor de los casos, encontrar.
Si. Al menos la alegría volverá a su reino, y aquellas pequeñas cosas serán lo que colme.
Siempre la guerra, sin cuartel, sin cobardía, sin temer, porque nada es peor que la muerte, y eso, querido lector, esté en la puerta o en diez mil años, será inapelable, mientras tanto quién dice que todo pase. Si es si, será si, si es no, al menos yo no escuche nada. A la guerra!

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