El mundo moderno está lleno de hombres que sostienen dogmas con tanta firmeza, que ni siquiera se dan cuenta de que son dogmas. (G.K.CH)

El Miedo

El Miedo
Abrasador cómo el infierno, hijo de la noche y la desesperación se levanta el miedo.
El borroso futuro es su territorio, el triste presente su fortaleza.
Y a veces tenemos miedo, miedo de morir, miedo de perder, de llegar, de ganar, hasta miedo a amar.
Cada vez más tenemos miedo, y nos infunden miedo. Si no tenés tal ropa, si no sos bello, si tenés mucho bello, si caminás así o si tenés el pelo de alguna manera poco ortodoxa, te van a rechazar, expulsar o simplemente ignorar.
También ocurre que los adultos vendemos miedo a los niños, ojo si no estudias, si salís, que el viejo de la bolsa, o la señora loca que vive en la esquina y que algo raro le hizo al marido.
Cada vez con más frecuencia noto el nivel de miedo con el que vive nuestra sociedad, somos pánico dependientes, que si gana este devalúa, que si sigue el otro nos fundimos, somos una sociedad de miedo. A la inseguridad, a la inflación y hasta al que dirán.
En clases siempre me pasa que los alumnos no hablan, no contestan las preguntas por miedo, al ridículo supongo.
Pero el miedo, nos inmoviliza, nos corta las piernas, y las alas, porque quien no hace no arriesga y todos sabemos que el que no arriesga no gana.
Hay una película nueva, sobre un sujeto que es abandonado en Marte, el planeta. Mayor miedo que ese no debe haber. Solo, en un planeta, sin comida, y con muchos problemas por resolver.
El punto de inflexión hace pensar y queda morir, o hacer. El ser o la nada.
Creo que en la medida que no eduquemos a nuestra sociedad lejos del miedo, vamos a seguir produciendo mayores miedos.
En la película, la conclusión es atacar un problema a la vez, sin miedo, sin prisa pero sin pausa.
Hay que enseñar que el miedo, normal, es precaución, pero el miedo excesivo es inmovilidad.
Porque los que pagan el precio más caro son los más pequeños, que sobre exigidos, demandados por los temores de sus padres se quedan encerrados en esos miedos.
Y el miedo es como el petróleo en el mar, mata todo y se expande, y lo que empieza con un miedo en particular se transforma en miedo a todo, hasta en el miedo al miedo.
Es cierto que el exceso de confianza es peligroso, pero en definitiva llegamos a América, a la luna y llegamos a marte, sobre la base de no temer, y como alguna vez hubo uno que se tiró de un risco con dos alas, y la historia no registró su fracaso, seguramente nuestros fracasos no quedarán escritos en piedra.
Sí educamos lejos del miedo, libraremos mejores batallas contra los males que nos aquejan hoy. Y si enseñamos que el fracaso, desde una mala nota, a un amor no correspondido, son nimiedades frente a la vida rica y llena de revanchas en el mundo, seguramente seremos mejor sociedad.
El miedo, es desesperanza y es el peor sentimiento para educar, porque la desesperación mata y el alma se seca. Somos esperanza, y esperamos contra toda desesperanza, que nuestro Padre nos cobije.
Y con esto termino; el día que dejamos de educar en la esperanza, nos condenamos al fracaso, y de ahí el miedo. Miedo que nos hace temer más fracaso.
Esperemos que pronto, lleguen las nuevas huestes de guerreros esperanzados, de aquellos que entran al combate esperando, que si la victoria los acompaña serán, sus hazañas, grabadas en bronce, y sus fracasos cantados por los bardos, que siempre han sido más propensos a la loa del héroe que intentó que el que ganó.
Más que al miedo, enseñemos a levantantarse y quien dice que lleguemos firmes y prestos a matar el miedo y con el hasta la propia desesperanza.


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