El mundo moderno está lleno de hombres que sostienen dogmas con tanta firmeza, que ni siquiera se dan cuenta de que son dogmas. (G.K.CH)

Tecnología y estupidéz

Hoy abandoné un curso on line. Un curso totalmente dirigido y seguido por Internet. La cosa es que si bien soy lo suficientemente joven como para adaptarme al presente informático, soy lo suficientemente viejo como para rechazar el camino que la educación está tomando con el ingreso de las TIC (nuevas tecnologías y educación) .
Ahora todo es plataforma virtual, los viejos docentes se han enamorado de este nuevo sistema, y lo quieren llevar al extremo de virtualidad todo.
Seremos Solaria, ese planeta individualista y solitario, en donde casa habitante solo tiene contacto personal con un mundo virtual (Isaac Assimov, "El Sol desnudo").
Así, estudiamos y nos relacionamos por el sistema web, la cajita del monitor y 3 Gigas de conexión, quedando tan estúpidos y perplejos frente al otro de carne y hueso, como podríamos estarlo frente a un unicornio alado.
En pocos años he pasado de la CZ Spectrum 1500 de 2 K, de capacidad, al PC dual core de 4g de Ram, y ningún avance me ha permitido creer que existe algo mejor que las relaciones, persona a persona.
Nos vendemos, a partir de una extraña creencia de principio de siglo 20, que mientras más avanza la tecnología son menores nuestros problemas. Compramos que hoy estamos mejor porque calentamos el agua en microondas en 1,30 minutos que cuando lo hacíamos con ramitos y leños.
Vivimos en agorafobia social.
Tenemos un enamoramiento primitivo a las TIC, como los pueblos originarios que se omnubilaron con las piedras de colores de los conquistadores.
Y es tan estúpido, nótese que voy a decir estúpido muchas veces, este razonamiento, como si la vida que continúa luego del estudio, fuese virtual. El abogado que se reciba virtualmente, luego va a tener clientes vía monitor, o que el médico va a operar chips y lámparas.
Ahora hay que correr hacia las TIC, son el futuro, lo que viene. Y nos olvidamos del persona a persona. Me debatirán con la existencia de Facebook y Twitter. Pero esto tampoco es saludable, y no da para extenderme sobre ello en un artículo breve cómo este.
Ahora es rematadamente estúpido sostener que es mejor enseñar on line, y que el sistema persona a persona ya es historia.
La estupidez es tal, que nos olvidamos que también aprendemos de lo que oímos y vemos cuando un profesor da su clase, de su improvisación, sus silencios, el tiempo y hasta la forma de pararse en el aula.
Sí leo lo que dice el monitor, leo con mi voz, con mis pausas, con mi propia intención, es una educación onanista.
Y olvidamos, que cuando uno aprende solo, sentado en su mesa, frente a una computadora, se aisla algo que es social, que sirve para medir asperezas, y es la necesaria convivencia con el otro.
Dónde más que en un aula se aprende a conocer al otro? Cómo descubrimos la sonrisa socarrona, la mirada divertida, el guiño cómplice y la mirada severa?
Seguro deberemos poner un emoji en los textos de los alumnos. Estupidísimo.
Somos sociales, somos de contacto, nacimos para tocar y oler. Convivir y estar, y las TIC nos condenan al frío lúgubre monitor.
Lo invito a que mire su Hardware, y verá que es sobrio, lineal, monocromático, y no tiene nada que indique que es de ud. Es frío y ajeno a uno. Estas TIC quieren transformar su entorno y volverlo todo gris y chato, o flat.
No estoy negando que eventualmente integremos nuestra tecnología a la educación, pero salvo que necesitemos dar clases a niños que vivan en la Antártida, sostener la despersonalización de la educación por medio o con la justificación de las nuevas tecnologías es simplemente inhumano.
Hoy me escribió la directora del curso on line, y me preguntó los motivos del abandono de la capacitación y le dije que mientras sea hombre y tenga los sentidos intactos, voy a preferir ir al aula, escuchar al profesor y hasta aburrirme si es necesario, pero siempre ejerciendo mi derecho a tomar contacto con el otro directa y personalmente.
Será que tengo fiebre y estoy enfermo, pero hoy me levanté pensando cuánto más estúpidos o inhumanos nos estamos volviendo cada día.
C:end


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