En definitiva estoy perplejo. Si, confuso. He descubierto que no entiendo nada, no entiendo por qué se va, ni por qué viene. No sé cuál es el viento que la lleva, si es de levante o poniente. Si altanera quiere o humilde rechaza. Poco vale la palabra y no existe el gesto.
Cuando es, cuando no es, si la plena sonrisa es el salto previo al ataque o si la tristeza de su rostro es amor incondicionado. No se si llora por feliz y ríe de pena.
No se si es invierno o verano, si es primavera perfumada o melancólica otoño. Si cuando vuela sola añora la compañía o si camina acompañada quiere soledad. No comprendo si es bucólica o cementicia ciudad.
Puede ser seda o hierro, hielo o braza, se aleja cuando quiere llegar, no llega a ningún lado porque no sabe a donde va, ni con quién. Me deja solo porque quiere, y quiere que no la deje sola. Sabe la letra pero no la canción, afina su voz, pero no quiere música.
Dice que es lo que es amor, pero no sabe a quién se lo dispara. Quiere una nube blanca que la cobije, una vaca que vuele y un rey tonto.
Pero, y aún así, si lo consigue, en una vida, no es suficiente. Aquí hay gato encerrado, no es burdel ni se me pinchó la rueda del auto.
Perplejo, confundido, perdido, no se si es babor derecha y estribor el cielo, no se si es Baires o Madrid, si es Mendoza, Burundi o el infierno.
Dije perplejo, porque no sé donde esta el norte, ni el supermercado; me pierdo el compás de la música y tal vez porque siempre perdí la regla de la cartuchera.
Siento que no, si, que no, que no nada, que no nunca, que para que nunca nadie sepa, siempre será un no de nada que nunca nadie tendrá.
Complejo y perdido, prefiero sentarme a escuchar la música profunda de Piñón Fijo, quién dice, que en un rapto de inocencia entienda todo, o siga sin entender nada.
Por ahí me tengo que tomar el buque, aunque no tengo ningún muelle cerca, suele pasar en Mendoza. Dicen que quien mucho abarca, poco aprieta, yo quise levantar un amor como una mesa y me apreté los dedos con la puerta.
Que al mal tiempo, buena cara, pero llueva o el soleado día se presente, sigo teniendo la misma desarreglada y poco agraciada presencia.
Que a falta de pan, buenas son tortas y encima estoy en contra del matrimonio gay. Que unos nacen con estrella y otros nacen estrellados, viajen o no en LAN.
Y a pesar de que sus palabras necias, tengan oídos sordos, no puedo evitar preguntar qué?. Porque no sólo estoy sordo, sino que aunque cuatro ojos ven mejor que dos, estoy podrido de los lentes de contacto, y si ojos que no ven, corazón que no siente, siempre tengo una silla para ver arriba de la pared, y seguir viendo lo que me duele.
Si, dije perplejo, pero de una magnitud que me hace olvidar si como o no, si hoy es lunes o viernes; quién dijo que: “La mujer es un manjar digno de dioses, cuando no lo cocina el diablo”.
Sólo se que S.Agustín dijo que Las lágrimas son la sangre del alma, y a mi la sangre siempre me dio tirria, pero ellas se aferran a su parecer, no por verdadero sino por suyo.
Y su lozanía arremete con la realidad, porque no hay esfuerzo, ni logro que la alcance.
Y ya, exhausto, por lo confundido, llego al final, no porque haya comprendido, sino porque es el lugar donde llegue cansado de pensar.
cierto y real
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