El mundo moderno está lleno de hombres que sostienen dogmas con tanta firmeza, que ni siquiera se dan cuenta de que son dogmas. (G.K.CH)

Viejos pensamientos...

Yo te quiero como compañera de ruta, como la persona que me va a cobijar cuando todo esté mal, la que voy a acompañar en sus proyectos, que serán los míos y que me acompañará en los míos, porque son los suyos. La que me defenderá cuando me ataquen, y la que defenderé cuando la ataquen, la única voz que escucharé, yo seré la única voz que escuchará. Hasta que la muerte nos separe… creo en pocas cosas, en Dios, creo en la libertad, sobre todo en la de cada uno, creo en la caridad, para asumir los defectos de los otros y los propios, …

Hoy

Desdémona¡Celos! ¿Le he dado yo algún motivo?

Emilia: Los celos no se satisfacen con esa respuesta; no necesitan ningún motivo. Los hombres son celosos porque lo son. Los celos son monstruos que nacen y se alimentan de sí mismos.
Acto tercero, escena IV de Otelo, de W. Shakeaspeare

A veces pienso...

La ventaja de estar descompuesto, es que uno tiene tanta atención en la tortura a la que es sometido por sus intestinos que la mente está menos comprimida y puede darse el lujo de ser subversiva.
Los ojos se entornan sobre los complejos mecanismos de la digestión contrariada con un pescado crudo y caro, que en un afán snob se consumió con desparpajo, a sabiendas de que algunos problemas privados complicarían más la situación.
Entonces envidio a las vacas y sus dos estómagos que consumen su pienso.
Entonces pienso, puto, en varios temas pendientes, cuestiones que uno pasa por alto, considera cuestiones olvidadas, y se da cuenta que los errores que se cometieron una vez, se reiteran otra y otra vez, en una repetición delirante y psicótica.
Cuantas veces ha uno de tropezar con la misma piedra? La cantidad de veces necesaria para que la condenada piedra se mueva...¿?
No, pero en la dialéctica de te quiero-te odio y te quiero una vez más, el sujeto alienado de tan poco pensar, queda presa de los que si tienen un minuto para ello.
Pienso cuantas veces se reciben flores de frente y puñales por atrás, y la confianza, esa endeble copa de cristal se rompe. Pero en todo caso, mientras la copa esté llena de vino, al menos el traicionado puede embriagarse un poco, y el que piensa pensar un poco menos.
A los seres humanos les complace oír preceptos que les resultan fáciles de cumplir dice el Dr. Johnson, pero es claro que a todos nos gusta oír palabras que uno piensa son verdad. Lo fácil y lo difícil se convierte en una vorágine de conceptos y otra vez... uno piensa que eso es la verdad.
Si, la verdad es que pienso demasiado, pero ¿cuántos son capaces de seguir sin ejercitar su cabeza, a riesgo de volver al abismo?
Y es claro que mientras digiero, poco, lo que pienso, la vaca sin afectación alguna digiere tranquilamente su pienso. Y pienso que la descompostura sigue, y ya no se que es peor, si pensar o digerir el ceviche.

Confusa confusión

En definitiva estoy perplejo. Si, confuso. He descubierto que no entiendo nada, no entiendo por qué se va, ni por qué viene. No sé cuál es el viento que la lleva, si es de levante o poniente. Si altanera quiere o humilde rechaza. Poco vale la palabra y no existe el gesto.
Cuando es, cuando no es, si la plena sonrisa es el salto previo al ataque o si la tristeza de su rostro es amor incondicionado. No se si llora por feliz y ríe de pena.
No se si es invierno o verano, si es primavera perfumada o melancólica otoño. Si cuando vuela sola añora la compañía o si camina acompañada quiere soledad. No comprendo si es bucólica o cementicia ciudad.
Puede ser seda o hierro, hielo o braza, se aleja cuando quiere llegar, no llega a ningún lado porque no sabe a donde va, ni con quién. Me deja solo porque quiere, y quiere que no la deje sola. Sabe la letra pero no la canción, afina su voz, pero no quiere música.
Dice que es lo que es amor, pero no sabe a quién se lo dispara. Quiere una nube blanca que la cobije, una vaca que vuele y un rey tonto.
Pero, y aún así, si lo consigue, en una vida, no es suficiente. Aquí hay gato encerrado, no es burdel ni se me pinchó la rueda del auto.
Perplejo, confundido, perdido, no se si es babor derecha y estribor el cielo, no se si es Baires o Madrid, si es Mendoza, Burundi o el infierno.
Dije perplejo, porque no sé donde esta el norte, ni el supermercado; me pierdo el compás de la música y tal vez porque siempre perdí la regla de la cartuchera.
Siento que no, si, que no, que no nada, que no nunca, que para que nunca nadie sepa, siempre será un no de nada que nunca nadie tendrá.
Complejo y perdido, prefiero sentarme a escuchar la música profunda de Piñón Fijo, quién dice, que en un rapto de inocencia entienda todo, o siga sin entender nada.
Por ahí me tengo que tomar el buque, aunque no tengo ningún muelle cerca, suele pasar en Mendoza. Dicen que quien mucho abarca, poco aprieta, yo quise levantar un amor como una mesa y me apreté los dedos con la puerta.
Que al mal tiempo, buena cara, pero llueva o el soleado día se presente, sigo teniendo la misma desarreglada y poco agraciada presencia.
Que a falta de pan, buenas son tortas y encima estoy en contra del matrimonio gay. Que unos nacen con estrella y otros nacen estrellados, viajen o no en LAN.
Y a pesar de que sus palabras necias, tengan oídos sordos, no puedo evitar preguntar qué?. Porque no sólo estoy sordo, sino que aunque cuatro ojos ven mejor que dos, estoy podrido de los lentes de contacto, y si ojos que no ven, corazón que no siente, siempre tengo una silla para ver arriba de la pared, y seguir viendo lo que me duele.
Si, dije perplejo, pero de una magnitud que me hace olvidar si como o no, si hoy es lunes o viernes; quién dijo que: “La mujer es un manjar digno de dioses, cuando no lo cocina el diablo”.
Sólo se que S.Agustín dijo que Las lágrimas son la sangre del alma, y a mi la sangre siempre me dio tirria, pero ellas se aferran a su parecer, no por verdadero sino por suyo.
Y su lozanía arremete con la realidad, porque no hay esfuerzo, ni logro que la alcance.
Y ya, exhausto, por lo confundido, llego al final, no porque haya comprendido, sino porque es el lugar donde llegue cansado de pensar.