El mundo moderno está lleno de hombres que sostienen dogmas con tanta firmeza, que ni siquiera se dan cuenta de que son dogmas. (G.K.CH)

Lo simple es hermoso

Desde la época en que se empezó a dilucidar que el mundo se había complejizado espantosamente y las sociedades estaban inmersas en un cambio profundo de imposible determinación, ha existido una corriente que busca redescubrir los fundamentos básicos de la sociedad.
Chesterton, Belloc, Dorothy Collins y E.F. Schumacher, han insistido en un cambio humano y real, no sólo en cuanto a las posibilidades físicas de un hombre como también a su entendimiento.
En este sentido se enmarca el libro de Shumacher, “Lo pequeño es Hermoso”, en donde traza una línea entre la sociedad, el Estado y su economía anti-humana, con una cosmovisión más pequeña y a menor escala que impacte de manera beneficiosa en el espíritu del hombre.
En este marco es que me propongo ponderar la decisión de Alfredo Cornejo, en declarar la revolución de lo simple, en mi propia interpretación, sin que esto implique versión oficial alguna. Es declarar que lo simple es hermoso.
Y la revolución propuesta tiene como propósito proteger al ciudadano, no como entelequia o quimera que habita en alguna caverna oscura del Challao, sino como aquel destinatario de servicios públicos, de transporte, de agua, de justicia o educación.
La revolución de hacer esas pequeñas cosas que por desidia o inoperancia el Estado había olvidado. Trazando un plan para recuperar los lugares perdidos, como un servicio educativo eficiente, un acceso a los expedientes totalmente abierto, menos estado burocrático, más justicia rápida, energía renovable o una mayor cercanía a los servicios públicos.
Es simple, se ve poco, pero sienta las bases para una Provincia real y pujante, así como cuando en el 1900 se plantaba en el desierto árboles, pequeños y simples, y hoy los disfrutamos.
Es ir de a poco, resolviendo problemas básicos de la provincia, sin trazar planes imaginarios o para la tribuna.
Claro que sería más fácil ofrecer como principio que “La Política es Más que la Administración”, pero eso implicó destruir la administración, los servicios y super endeudarnos, dejando un estado quebrado; podría decirse que hay “desafíos estructurales la generación de energía, la explotación hidrocarburífera y minera, la construcción de infraestructura para la producción y la integración regional, el uso responsable del agua, y otros importantes, como el acceso a la vivienda. También se ubica aquí, por su condición estructural, el necesario proceso de Reforma de la Constitución Provincial.” y entregar una provincia sin estructura energética, sin infraestructura de producción, ni infraestructura alguna, con el IPV adeudando a las empresas constructoras casi todas las obras desde el 2014, pero justamente la revolución de lo simple es evitar la “suspensión de la incredulidad” que muchos ejercieron en gestiones anteriores y aún hoy reclaman un discurso plagado de fantasías. Aplaudieron allá, y se quejan aquí. Enojados requieren un plan maestro porque se acostumbraron a que se les entretuviera con especulaciones grandilocuentes.
La revolución de lo simple, es tener un plan básico, pero de difícil cumplimiento, que el Estado funcione. Puede parecer un no plan, pero en definitiva es infinitamente superior a vagar en un mar con un mapa imaginario, o como diría Shumacher “Un hombre que use un mapa imaginario pensando que es verdadero es probable que le vaya peor que a alguien sin mapa alguno.”
Pero igualmente hay plan y el plan es simple.
Si se logra un Estado eficiente en sus servicios, el ciudadano promedio tendrá un mayor nivel de vida, un Estado con servicios eficiente y desburocratizado atrae inversiones, empleo y progreso. Y así, con lo simple se llega al fin más complejo, el bienestar social.
La revolución es un compromiso social, es una forma de sostener diariamente el cambio. Chesterton lo graficaba genialmente cuando decía, si a un farol negro, lo quiero revolucionar para pintarlo de blanco, voy a tener que pintarlo de blanco todos los días, ya que de lo contrario, irá perdiendo su blancura. Algunos prefieren pintarlo de negro porque ven dentro de sí y ven que su corazón es negro, ven su puerta roja y la han pintado de negro, y así se niegan a enfrentar los hechos, que para que el mundo no sea negro, la única revolución válida es la de la simpleza.